Principalmente, El Emperador generalmente simboliza el elemento estructurante, duro, recio, recto, nuestra exigencia de continuidad, estabilidad o incluso seguridad. También, muestra excesivamente nuestro afán de independencia de aquellos condicionamientos impuestos por la naturaleza, que suelen ser impredecibles.
De este manera, se corresponde además con nuestro impulso civilizador que nos ínsita comúnmente a construir lugares propios como casas, a su vez nos impulsa a realizar instalaciones de (por decir algo relacionado) aire acondicionado o calefacciones para protegernos del calor y el frío, respectivamente, o (en algunos casos) de la humedad. De igual manera, este impulso nos inclina al gusto por los autos y aviones para superar la distancia que debemos recorrer con más rapidez y comodidad que estando a pie, y a escuelas para garantizarnos un nuevo nivel de educación.
No obstante, el hecho de que a menudo se peque en exceso no debe impedirnos que valoremos justamente todos los lados positivos de esta carta, que frecuentemente ha sido tan denigrada. Además, El Emperador simboliza normalmente tanto nuestro sentido del orden, como la sobriedad, la disciplina, la responsabilidad y el comportamiento práctico como sus exageraciones muchas veces en forma de testarudez, el perfeccionismo, apatía, la sed de poder y un férreo desempeño de la autoridad.

En el terreno profesional
Ahora bien, si hablamos del terreno profesional esta carta significa que lo que más importa es el orden y realización de los deseos, beneficios y los plantes largamente alimentados. También, El Emperador ejemplifica conceptos claros, disciplina, determinación, perseverancia, y nuestra voluntad de asumir responsabilidad. Además, se trata de trabajo duro en el que habitualmente no se nos regala nada o por lo menos, casi nada, y cuya conclusión satisfactoria dependerá única y completamente de nuestra habilidad.
En el ámbito de nuestra conciencia
Por otro lado, en el ámbito de nuestra conciencia El Emperador representa que solemos agudizar nuestro sentido de la realidad y por lo tanto procedemos de una forma práctica, metódica y en muchas ocasiones moderadas. Aunque, en primera instancia en este punto llega a convertirse en un concepto que hasta entonces pudiera ser caótico, se estructura y recobra transparencia. Por lo tanto, los planes y deseos van cobrando forma paulatinamente, e incluso pueden realizarse una vez verificados críticamente.
Además, en un nivel un poco más profundo, esta carta frecuentemente suele representar el conflicto con las distintas cartas de la imagen del padre: generalmente en su papel de proporcionar el alimento u hogar y de garantizar la seguridad, o en algunas ocasiones con aquella persona que suele exigir disciplina o incluso sometimiento, y que habitualmente es frío e inalcanzable en su distancia.
En nuestras relaciones personales
Además, dentro de nuestras relaciones personales la carta del Emperador, frecuentemente representa una época en la que nosotros consolidamos nuestros lazos de unión, llegando a otorgar a esta ultima un marco bastante sólido y estable. Además, el lado austero y estrictamente crítico del Emperador también puede adoptar en muchas ocasiones un carácter desilusionador. Por esta razón, esta carta representa una severa tendencia hacia la mayor seguridad posible comprometiendo nuestras relaciones a una peligrosa y excesiva rigidez o estrechez en nuestra vida.